Cuando se utilizan los recursos naturales para la producción de productos y servicios es necesario implementar técnicas de sustentabilidad que permitan minimizar el impacto en el ambiente. Uno de los objetivos estratégicos del enoturismo en Chile, por ejemplo, es contribuir con el desarrollo y la sustentabilidad en las zonas vitivinícolas.
Entre las iniciativas del programa de Enoturismo Chile, una de las que más destaca es el aumento de los niveles de sustentabilidad en las zonas vitivinícolas del país. La idea es definir estándares para mejorar tanto la gestión de las viñas como su eficiencia, lo que podría contribuir a que la oferta enoturística sea más diversa y representativa, de mayor calidad y competitividad.
Hasta ahora existen en el territorio chileno más de 60 viñas con la certificación “Certified Sustainable Wine of Chile”, entre ellas, la nuestra, Viña Santa Cruz. Para conseguir esta denominación se deben incorporar prácticas sustentables en las empresas vitivinícolas y una de las mejores herramientas para hacerlo es el Código Nacional de Sustentabilidad, creado por Vinos de Chile.
Enoturismo y sustentabilidad: ¿cómo se consigue?
El enoturismo es un conjunto de actividades económicas y de naturaleza turística relacionadas con la cultura del vino. Tiene una estrecha relación con la sustentabilidad, ya que para este tipo de actividades se aprovechan los recursos naturales. Por esta razón ha nacido el turismo sostenible.
Según la Organización Mundial del Turismo, el desarrollo turístico debe gestionarse y planificarse de manera que no cause problemas graves de tipo ambiental o sociocultural. Y, además, se debe mantener un alto nivel de satisfacción de los visitantes, al tiempo que el destino conserva su potencial comercial y su prestigio.
Para conseguir esto se pueden aplicar varias técnicas sustentables basándose en el Código de Sustentabilidad de Vinos de Chile. En Viña Santa Cruz, por ejemplo, trabajamos con energía 100% solar desde 2017 gracias a la instalación de dos plantas solares. Con ellas es posible producir la energía suficiente para que el viñedo sea autosuficiente.
Otra de nuestras prácticas sustentable tiene que ver con el consumo y reciclaje de agua. Y es que el 70% de la necesidad hídrica de la viña proviene de las lluvias. Esta agua se recolecta en 3 tanques que están distribuidos en todo el campo. Además, las botellas de vino para el consumo propio también son recicladas, de manera que el consumo y producción de botellas es menor.
Con la incorporación de este tipo de prácticas sustentables el enoturismo deja claro que además de ofrecer una experiencia única a los visitantes, es una actividad que tiene como compromiso respetar la madre tierra y preservar las condiciones para las generaciones futuras.